Palabras que sanan.

OTRA VIDA BAJO EL MAR

¿Fui cetáceo en otro tiempo?

Que momento tan especial. Nerviosa, agitada, dando saltos contenidos de alegría para no volcar la zodiac, espero inquieta a que aparezcan. Precedido de un supuesto silencio sepulcral surgen las primeras sombras, aparecen movimientos circulares bajo el agua. Presunto sigilo, puesto que en el mar el sosiego siempre está activo. La quietud se rompe, suena el resoplido del aventador, emergiendo como un geiser, ya están en la superficie. El soplo es alto y vertical, espectacular, con forma de columna fina. Mi piel se eriza, no puedo parar de sonreir, mi rostro refleja la mirada cándida de la niñez. Dispuesta con todos mis sentidos al borde de la embarcación, preparo mi retina, coloco el objetivo, quiero todo en mi recuerdo. Con manifestación inquieta pero  suave, curiosas, se van acercando con sus ballenatos recién paridos. 

Cada avistamiento es pura sensibilidad, un estado mágico, espiritual, alcanzar el nirvana. Colosales del mar se elevan hacia nuestro lado. Nos miran asombrados con ojos ingenuos, atentos y me pregunto ¿Quién observa a quien? Cuanta sutileza. Un nuevo encuentro se impone como la propia naturaleza salvaje, con mimo y ternura las ballenas hembras nadan entre sus crías, con una delicadeza inusual, dirían los más escépticos, para el tamaño de estos seres mágicos que surcan nuestros mares. El instinto me dice que no me asombre por su afán en sacar adelante a cada cría, ponen más voluntad y cariño que muchos de los seres más evolucionados del planeta tierra. 

Quiero que se repita este estado místico una y otra vez. Ser uno de ellos. La satisfacción del deseo no hace más que dejar mi alma con la apetencia de algo más trascendente, como es renacer bajo las profundidades marinas y reencarnarme en lo que fui en épocas pretéritas. Lograr, sin un esfuerzo desesperado, fusionar las vibraciones físicas y espirituales, con la esencia indómita. Con su observación y contacto lo consigo fácilmente. Floto en el estado líquido del seno materno,  regreso al inicio de la vida, al comienzo de los tiempos. Es un volver a nacer, esta vez en otro cuerpo, y como todo cambio, avance y progresión. Me sumerjo al límite por primera vez, emerjo a ras de mar para tomar aire. Ahora puedo respirar en este recién estrenado estado y ser, y me encuentro con mi verdadero yo.




Yolanda López.

Mazarrón, septiembre de 2010.








VIVIRÍA SIEMPRE EN PRIMAVERA

"Eterna primavera".

Impaciente ya te espero 
a que nazcas otro año,



Prados de Fresnedillas.

a que brotes en mi mente,
a que me acaricies con tus flores
y arropes con tu presencia todo mi cuerpo.

Aire nuevo, aire fresco
una gota de rocío se desliza por mi rostro
añorando dulcemente tu recuerdo,
hazme sentir viva!
lo pienso y me estremezco.

Quiero tenerte presente,
vivir y reir intensamente,
revolcarme en tus praderas verdes,
que tu fragancia atraviese
toda mi piel y la transforme
como cada año haces
embriagante, primavera.

Seguro que me asombras 
y viajas acompañada
de otro amor sorprendente,
de esos que dejan huella
y se quedan eternamente,
de esos que con un beso
enamoran para siempre.

Yolanda. 30/01/2011






NO SOY POETA, SOY HUMANA.

Costa del Algarve.
Dedicatoria:

A ti, que has sabido ver mi verdad,
A ti, por ser mi cómplice en el camino,
A ti, por ser el navegante de mi mar,
A ti, por ser la pieza que encaja 
en el puzzle incompleto de mi ser.










“Sal de amor”

Luna llena
luna nueva,
como mar y como arena.

Dos náufragos en alta mar
navegando a la deriva
encontraron una isla
donde colocaron su bandera.

Isla blanca
isla azul,
se bañaron en sus playas
retozando en sus orillas
se amaron bajo el sol
absorbiendo su calor.

Como océanos de fuego
se colmaron de pasión,
la llenaron de ternura
curando sus heridas,
con sal marina, sal de amor.

Yolanda. 27/07/2010










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